La efectividad en el desarrollo de procesos pedagógicos que conlleven a la formación integral del individuo se logra cuando la relación entre los padres, el colegio y los alumnos está enfocada en cumplir una meta conjunta y se delimitan las funciones que cada una de las partes debe cumplir..

Para ello se debe entender que la familia es la primera organización en la que el ser humano descubre, mediante la estimulación afectiva y cognitiva, sus propias capacidades. Es en este ambiente donde se fomenta la motivación por el aprendizaje, lo que conlleva al desarrollo de potencialidades de los saberes adquiridos en las aulas de clase. 

Cecilia María Vélez White, actual rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y quien fue ministra de Educación en el periodo 2002-2010, afirmó que para lograr una educación de calidad, es fundamental fortalecer el rol de los padres de familia como formadores y participantes activos del proceso de formación de sus hijos. “Estamos convencidos de la necesidad de fortalecer el trabajo conjunto de estudiantes, padres, docentes y directivos docentes en la construcción de los proyectos educativos institucionales y en todo el proceso de mejoramiento continuo de la educación. Queremos una educación que desde el marco de competencias responda a los requerimientos del contexto desde una perspectiva de inclusión y respeto por la diversidad.”

Funciones 

Verónica Paule Núñez, quien ha escrito varios artículos sobre el papel de la familia en los procesos educativos, define que la formación de las personas esta basada en el modelo de los tres anillos: la familia, la escuela y la sociedad. 

La función de la familia en la formación de los menores es, en principio, la enseñanza de conductas y valores, propios de sus creencias, las cuales influirán en el niño al ingresar en el sistema escolar. Posterior a la primera fase de transmisión, los padres deberán crear vínculos con los centros educativos, mediante los cuales se les informe y se les haga partícipes del proceso por el que sus hijos atraviesan, esto, a su vez, fortalecerá la relación con los menores.

También, los planteles educativos deben de atender a su función de entregar un servicio de calidad en aras de formar ciudadanos en competencias pedagógicas que den respuesta a las necesidades sociales. De esta manera, el colegio y la familia constituyen una unidad dialéctica, en la que cada uno existe en función del otro.

“Los padres solos no pueden educar a sus hijos, hagan lo que hagan, porque no pueden protegerlos de otras influencias muy poderosas. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos, por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos, sin la ayuda de los padres y del sistema educativo. La intervención de padres y maestros es imprescindible, pero todos debemos conocer sus limitaciones y reconocer que en la tupida red de influencias en que vivimos, todos ejercemos una influencia educativa, buena o mala por acción o por omisión”, explicó Antonio Marina, filósofo, ensayista y pedagogo.

Participación de los padres

Mediante el Decreto 1286 del 2005 el Gobierno Nacional estableció los derechos de los padres de familia en la participación de los procesos educativos, dentro de estos se encuentran la posibilidad de que los padres puedan escoger, de acuerdo a sus convicciones, el tipo de educación que procure el desarrollo integral de los menores. Asimismo,  indica que el Estado debe entregar a los padres información sobre los procesos administrativos y legales que ratifiquen las condiciones de legalidad de los planteles educativos

Dentro de la normativa se le da derecho al padre de familia a participar en el proceso educativo que desarrolle el establecimiento, de manera especial en la construcción, ejecución y modificación del Proyecto Educativo Institucional (PEI).

Tomado de:

http://www.elmundo.com/portal/vida/educacion/calidad_educativa_el_resultado_de_un_trabajo_conjunto.php#.Vq68CbLhDIV